sábado, 25 de agosto de 2012

The boy who became a monster...

La verdad es, que la única persona que extraño de verdad, es mi mejor amigo, la persona que estuvo conmigo a mi lado por más de doce años, que fue mi compañero de aventura, de risas, de llanto, pasamos muchísimas cosas juntos. Siempre nos sentíamos orgullosos, porque cuando la gente sabía que eramos mejores amigos, siempre pensaban que alguno de los dos estaba enamorado de uno de nosotros. Nunca nos creían que el solo de pensar eso nos daba asco, en verdad eramos mejores amigos, y siempre creímos que por eso fusionaba nuestra amistad, eramos completamente diferentes, pero nunca sentimos ningún tipo de sentimiento amoroso.
En fin. No todo era color de rosa. En ocasiones, juntar dos personalidad completamente diferentes es peligroso. Durante todo lo largo de nuestra amistad, hubo más de diez veces que nos peleamos a muerte, que nos dejábamos de hablar, y no por cosas estúpidas, sino por cosas fuertes, cosas de familia, cosas que ya involucraban lastimar los sentimientos. Siempre que él me hacía alguna cosa me enojaba al punto que ya no quería volverlo a ver ni volver a hablarle, pero siempre volvíamos. Pero cada vez que dejaba pasar algo, se iba quedando ahí adentro, resguardado, atorado o como quieran llamarle, y cada vez que volvíamos a pelear, mi coraje era más grande, y ni siquiera era para tanto, pero era por eso, la acumulación de sentimientos reprimidos. Conforme íbamos creciendo, las cosas eran más fuertes; Yo comencé a hartarme de que a todos lados que estaba yo tenía que estar él. Primaria, secundaria, preparatoria, natación, ingles... etc. Lo que implicaba que frecuentábamos las mismas amistades.
Eso... fue una de las cosas por las que más fuerte peleábamos, y las razones por la que una vez dejamos de hablarnos por mucho tiempo.
Yo tenía mi grupo de amigos. En secundaria, a pesar de estar en la misma escuela, nos tocó en salones diferentes. Así que tuve mi libertad de hacer mis propios amigos. Pero siempre era lo mismo... amigos míos, eran los de él, y estaba bien. Yo soy del tipo de personas que es muy selectiva con sus amistades, casi siempre son del mismo estilo, tienen mis mismos gustos y actitudes, son personas de buen corazón y personas que sé que puede confiar y abrirles todas las puertas. Por otro lado él siempre tenía amistades muy... no como yo, y en ocasiones eso me gustaba, porque era convivir con otro tipo de gente, otro tipo de personalidades. Cada vez que una de sus amistades entraba en mi circulo de amistades, algo salía mal, siempre había peleas, se hablaba a las espaldas de todos y eso no me gustaba. Hubo una amistad de él (la única) que permaneció mucho tiempo en nuestro circulo de amigos. Y tengo que admitir, que en aquel entonces también se volvió muy amigo mio, y lo llegamos a querer bastante, tocaba con él en su banda, y como yo iba seguido con ellos a los ensayos, nos volvimos muy buenos amigos. Teníamos yo creo ya unos dos años de amistad con él cuando de pronto ambos se empezaron a alejar, traían otro rollo diferente, ambos comenzaron a frecuentar otro tipo de amistades, ya no se conformaban con una pizzada tranquila con películas en mi azotea, no, necesitaba sentir que estaban viviendo su juventud, yéndose a fiestas, tomando, fumando y quien sabe cuantas cosas más. A mi comenzaba a irritarme esta nueva actitud de mi mejor amigo. Siempre sentía que era demasiado multi-fasetico, dependiendo de la amistad que tenía, así era su forma de ser, su forma de vestir. Era capaz de cambiar sus gustos por darle gusto a quien era su amigo actual. Y después de todo eso, tenía que recostarme con él en la cama de mi cuarto para escuchar todas las cosas que hacían en sus salidas, cosas que me hacían decir "¿Quién eres tú?". Recuerdo que un día por la noche, cayó a mi casa, nos recostamos en mi cama como siempre para ver la tele y comenzó a contarme de sus aventuras. Yo lo escuché como siempre, pero era tan estúpido todo lo que me decía que le tuve que pedir que se callara la boca, y que si sus platicas seguían siendo de esas cosas, no quería escucharlo hablar más. ¿Y qué pasó después?... dejo de ir a casa. Duro mucho tiempo sin venir a casa, sin comunicarse conmigo en absoluto, sólo se la pasaba con él. Para cuando fue mi cumpleaños, la cosa entre nosotros no iba tan bien. Recuerdo que ese día me dijo muchas cosas feas, que jamás voy a olvidar. Sí, admito que muchas veces en mi vida me dijo cosas como esas, pero todo lo que sentía por su actitud de los últimos meses más el hecho que era cumpleaños, hizo que me sintiera como una mierda. Por la noche, cuando todos fueron a casa a celebrar conmigo él llegó y no duró ni cinco minutos, me dijo que iría a recoger a uno de nuestros amigos,  (claro, cabe mencionar que nuestro amigo ya mencionado anteriormente lo iba acompañando) pero pasaron las horas y las horas y nunca volvió. Fue hasta ya muy noche, cuando todos ya se habían ido cuando llegó, pero no venían con mi amigo. Cuando él vio que yo estaba toda enojada y todo lo que mi cara reflejaba, comenzó a disculparse "Es qué el quería que fuéramos a ver a "ella" y pues yo no quería pero me dijo que sería un rato nada más, y se quedó platicando un montón y yo ya quería venirme... fue su culpa"
Pero mi querido amigo no contaba con que su amigo lo delataría.
"¿Yo? si tu fuiste el que quería ir con ella, y yo nada más platiqué un ratito, tu eras el que no se quería venir"
No lo negó. Estaba completamente enojada, parecía que quería arruinarme ese día, que quería que sufriera, que me la pasara mal. 
Después de ese día, no volví a hablarle. No le dije nada, no le reclamé nada, solo me aleje. Si tanto quería dañarme no le iba a dar el gusto. Lo peor vino cuando comenzaba a decirle a todas nuestras amistades que yo era una loca, una lunática, que me enojaba por cualquier "mamada" pero que se me iba a pasar y al rato volvería a estar como antes. Eso hacía que me hirviera la sangre, pero no le decía absolutamente nada, lo dejé que escupiera su veneno, pero al mismo tiempo me preguntaba. ¿Veneno? ¿A caso me odia?... esto hacía que me sintiera tan triste. Ese chico lo había cambiado por completo, lo estaba volviendo como él. Días después cumplían años dos amigos de la preparatoria y harían una fiesta, no quería ir, pues sabía que iría él. Ya había dejado de ir a otros lugares con tal de no verlo, pero esta vez no, eran más amigos míos que de él. Incluso, uno de los dos cumpleaños un día que me platicó muchas cosas de él, me atreví a contarle como me sentía y lo que estaba pasando con él, a él fue al único en ese momento que le dije como me sentía, la otra compañera, también amiga mía, no recuerdo muy bien si fue antes o fue después que comenzaron a quedar. Yo a ella la quería mucho, pero simplemente no podía soportar la idea de que estuviera con él. 
Fui a la fiesta, estuvo ahí y lo salude como a cualquier otra persona, muchos de mis amigos estaban ahí, así que en ningún momento me quedé sola, por lo tanto nunca tuve que hablar con él.
Al día siguiente me entero. A otra de mis amigas le había gustado nuestro amigo. Mi reacción fue de ¡¿Qué?! ¿Por qué Dios, por qué me odias así? Parecía que me estaba castigando, dos de mis amigas estaban enamoradas de dos personas que yo no podía soportar en ese momento. Ellas no sabía absolutamente nada, y a veces recibía comentarios, de mi raro comportamiento, de mi poco interés. Era soportar constantemente escuchar de ellos, a causa de ellas. En ese momento, me aislé de todos, no quería ver a nadie, no quería ser amiga de nadie, no quería hablar con nadie. Me volví la persona más odiosa del mundo. ¿Por qué los preferían a ellos? ¿Qué no sabían el dolor que me habían hecho? ¡CLARO QUE NO! por no decir nada, por quedarme callada.
Pasó mucho tiempo, de todas las veces que nos dejábamos de hablar, esta fue la más larga y la más fuerte. Pasaron muchos meses sin hablarnos.
Un día su madre, quien era mi nina, vino a casa a platicar con mi mamá. Siempre que venía a casa a platicar con mi mamá era algo respecto a nosotros, que si porque ya no nos hablábamos, que si porque yo ya no iba a su casa, en fin. Pero esta vez, no iba a eso. Ahora era otra cosa realmente diferente. Su matrimonio estaba a punto de acabarse. Mi mamá me contó todo y me dijo que él no sabía, que mi nina no quería decirle nada, y según ella, él no sospechaba nada.
Pasaron los días y uno de ellos recibí un mensaje. Era de él, quería hablar conmigo. Vino a casa como solía hacerlo antes y me contó todo lo que él sospechaba de sus padres. Obviamente yo no podía decirle que ya lo sabía, me dijo que sus papás no sabían que él ya lo sabía. Platicamos mucho rato, me dijo lo que le preocupaba, como se sentía, también me dijo que nuestro amigo no lo entendía, que había tratado de hablarlo con él, pero ni siquiera le interesaba, sólo quería hablar de él y sus fiestas. Desde ese día, volvimos a hablarnos un poco más, un día a la semana iba a casa y me contaba como seguían las cosas y yo trataba de apoyarlo. 
Pasaron los meses, pasó año nuevo. Llegó Enero y era el cumpleaños de una de nuestras mejores amigas. Yo me fui temprano a su casa, pues me gustaba estar con ella un poco más de tiempo antes de que comenzaran a llegar todos y ya no pudiera platicar con ella. Le pregunté a él si vendría y me dijo que no, que iría a una fiesta con "nuestro amigo", que cuando terminara, lo dejaría en su casa y después, tal vez, vendría.
Horas después llegó a la casa de mi amiga. Solo. Se paró en el marco de la puerta y saludo a todos de lejos. Yo en cuanto lo vi, supe que algo andaba mal con él. Uno de nuestros amigos le dijo "¿Qué tú ya no saludas?" lo cual le hizo tener que saludar a cada uno de nosotros. Cuando llegó a mi, me saludó de beso y después me dio un abrazo, un abrazó largo. "¿Pasó algo?" le pregunté. Me dijo que nada pasaba, que si no podía abrazarme. Pero no me soltaba y cada vez me abrazaba más fuerte "¿Estás seguro?" le dije. En eso comencé a escuchar como comenzaba a llorar, me levanté del sillón con él abrazándome y nos salimos de la casa. En cuanto cerramos la puerta se volvió completamente loco. Comenzó a llorar, a gritar como loco, a pegarse en la cabeza, parecía nervioso. Yo le preguntaba que si que le pasaba, pero él no me decía nada, sólo daba vueltas y vueltas llorando. Le rogaba que me dijera que era lo que había pasado, que sólo me preocupaba. "Sólo necesito que me abraces, no quiero hablar". Lo abracé y dejé que llorara todo lo que el quisiera. Nos sentamos en el piso y él se recostó en mis piernas llorando, hasta que se pudo calmar después de mucho tiempo. Sólo una vez lo había visto llorar así, y fue en 5to año de primaria, cuando nuestros padres nos regañaron por decirle "puta" a una de nuestras amigas. Su papá era muy enérgico y se enojaba fácilmente y gritaba muy feo, hasta yo lloré aquella vez por culpa de él.
Cuando por fin se calmó se levantó y se sentó a lado mio. Le pregunté que si ya se sentía cómodo para decirme lo que le pasaba, le dije que lo escucharía y que por más complicado que fuera lo trataría de entender.
Comenzó diciendome que se había peleado con "nuestro amigo". Me dijo que él no quería ir a la fiesta, y que "nuestro amigo" no quería venir a nuestra reunión, así que comenzaron a discutir. Me dijo que "nuestro amigo" le dijo que ya estaba harto que no pasaba tiempo con él, que me prefería a mi sobre él. Que siempre que lo invitaba a algún lado le decía que no porque "no, voy a ir al cine con la Hilde" "no, estoy con la Hilde", le dijo que yo lo acaparaba y que no lo dejaba ser, que por mi culpa nunca quería acompañarlo a las fiestas, etc, etc, etc. Le habló pestes de mi, me dijo que siempre lo obligaba a hacer cosas que él no quería, y si se negaba, siempre se ofendía o se enojaba con él. Me dijo que se sentía una basura, que no se encontraba, que no sabía que hacer, que a veces se sentía tan mal que le daban ganas de...
No podía creer lo que escuchaba. Y por último estaba lo de sus padres. sentía que todo ya estaba perdido, que ya se separarían y que no sabía que hacer, que se sentía confundido, que parecía que cada uno trataba de ponerlo de su lado. Se desahogo por completo, y yo lo escuché. Cuando se calmó entramos a la casa y pudo pasar la noche a gusto.
Yo estaba enojada, indignada, aquel amigo había tratado de ponerlo en mi contra, le estaba envenenando el alma, lo obligaba a hacer cosas que no quería. Lo estaba destruyendo, lo estaba orillando al precipicio. 
Me puse a pensar, cómo podía haberle dicho eso de mi, era un traicionero, recuerdo que antes cuando nos enojábamos él era el primero que hablaba conmigo y me decía que no nos paliaremos por cosas sin sentido. ¿Cómo pudo cambiar tanto?
Estaba tan enojada que no tuve más que enfrentarlo. Le dije todo lo que pensaba y que no iba a permitir que hiciera sentir mal a mi mejor amigo. Le dije miles de cosas y él me dijo miles de cosas a mi. Cosas que acabaron por completo nuestra amistad.
Mi mejor amigo también se alejó de él. se salió de la banda, dejó de frecuentarlo, en realidad le había hecho daño y se había dado cuenta. Por un momento pensé que todo volvería a la normalidad, que todo sería como antes. Él volvió a frecuentar mi casa, encontró en mi un apoyo por lo de sus padres. Por un momento volvimos a ser los mejores amigos que siempre habíamos sido. Pero no. Ya no volvería a ser igual. Algo se había roto aquella vez. Algo traspasó la linea, y eso no se volvería a arreglar. Sus padres ya estaban bien, y en cierta manera, para ese entonces él ya se sentía con más confianza, había encontrado una nueva bando con la cual estaba a cómodo, él quería que yo los conociera, pero yo me negaba, no pasaría por lo mismo otra vez. Comenzó a tener ideas muy extrañas, pero esta vez, eran ideas completamente suyas, le valía todo lo que hacía, no le importaba entrar a una universidad, ni le importaba salir bien en la preparatoria. Tenía pensado irse a Estados Unidos un años, yo creo que pensaba que Estados Unidos le resolvería su problema. Comenzaba a irritarme que siempre quería competir en todo conmigo, si yo comenzaba a hacer algo él sentía la necesidad de hacerlo y hacerlo mejor, se creía que todo lo podía, que todo lo hacía, que todo lo sabía. Bastante arrogante. Sin embargo estábamos bien, dentro de lo que cabía.
Llegaron los últimos meses del ultimo año de preparatoria, yo entré a una escuela, la cual sería mi carrera, las estudiaría las dos juntas, después de todo eran sólo unos meses, y después de eso me dedicaría al 100% a mi carrera. Yo estaba feliz, me encantaba lo que estaba estudiando. Tengo que admitir que él también estaba feliz por mi, lo que me ponía alegre, pero me preocupaba el hecho de que él no decía nada sobre que haría. Yo diario le preguntaba que si ya había averiguado sobre su permiso para irse al otro lado, pero siempre me sacaba la vuelta. Hasta que un día me dijo que no tenía idea, que metería examen para arquitectura en la universidad, pero que si no quedaba, se daría un año sabático. No pasó el examen de arquitectura, lo cual significaba que no haría nada durante un año.
Uno de los días, mientras íbamos a la escuela, mi hermano (Quien es su nino) me preguntó que si que iba a estudiar, yo le comencé a contar todo lo que había pasado, y me dijo que teníamos que hacer algo. Que no podía estar sin hacer nada. Comenzaba a darme miedo el lado al que la conversación se dirigía. Al final, me dijo que le ofreciera estudiar mi carrera, que él le pagaba la mitad y él sólo pagaría la otra mitad, pero que no quería que se quedara sin hacer nada. Y ahí empezó todo, él entró conmigo a la escuela. De nuevo, como siempre. Pero esta vez era irritante, porque seguía con su actitud de que lo sabía todo, de que lo podía todo y de nuevo brotó en él esa actitud, la que les dije que salía de él cuando estaba en una ambiente nuevo, era un multifasetico, se volvía como los demás para poder encajar. Lo cual me molestaba más.
Después de eso pasaban muchos detalles como el que amigos mios, que eran también amigos suyos, me decían ¿"Estás estudiando lo mismo que él?" "¿Igual que él?" "¿Te metiste a la misma carrera que él?" Odiaba eso. Odiaba que cada que salíamos él no hablaba de otra cosa más que de eso, había hecho algo mío completamente suyo. Esta vez me alejé de él. No me enojé, no hice drama, simplemente me alejé, lentamente, ya no hablaba con él si no era completamente necesario, trataba de que no fuera a mi casa. Claro, que como siempre habló de lo peor de mí con mis amigos, como si solo fueran suyos. De seguro todos pensaban que era una loca, una mala amiga, una basura. Ni siquiera tenía ganas de defenderme a mi misma. 
Con el tiempo fueron pasando más cosas, la definitiva para alejarme por completo de él. Fue un día, que se abrió un trabajo en el aeropuerto. El jefe quería que el trabajo fuera para mi. Pero no podían darmelo porque no se permitían lazos de sangre y mi hermano trabajaba ahí, así que decidieron que tenía que ser otro de los alumnos, y lo eligieron a él. Mi hermano lo propuso, tal vez por ser su ahijado, pero yo no lo entendía. Recuerdo el día que me dieron la noticia, recuerdo que me enojé como nunca antes me había enojado, lloré como nunca antes había llorado... Sentía que ya no podía más, era demasiado para mi. Quise dejar todo, quise irme lejos, no volver a ver a nadie, no volver a verlo a él. Mi mamá trato de calmarme, quería que dejara de llorar y que lo aceptará. En cambio mi papá le dijo que no, le dijo que me dejara llorar, que me dejara desahogarme, pues era algo injusto. Desde ese día, algo en mi se apagó, es como en esas películas donde uno toca fondo y se levanta desde abajo como una nueva persona. Me propuse que sería la mejor en todo lo que realizara, que se arrepentirían de haberme hecho a un lado. Odiaba cuando salía con mis amigos y me preguntaban, porque yo no trabajaba y él sí. Sentía una rabia horrible, quería matarlos a todos, arrancarles la cabeza, la boca. Así que opte también por alejarme de ellos. De todo aquel que lo prefiriera a él sobre mí. Las cosas empeoraron cuando tiempo después, ya cuando él trabajaba, que nos enteramos que hablaba mal de mi hermano a sus espaldas en el trabajo, que siempre que él hacía algo mal, le echaba la culpa a mi hermano. Eso es no tener gratitud, después de que mi hermano puso ahí y siempre lo defendía cuando decían algo de él, así se lo pagaba....
Me alejé por completo de él. Dejamos de hablar, ya no viene a mi casa, yo ya no voy a la suya, sus padres, siguen viniendo a casa, eso no tenía porque cambiar, yo le dije a mi nina que eso era cosa entre él y yo, que yo la quería y que no quería que eso acabará con la amistad que había entre la familia. Y así fue.
Ya tengo casi un año sin mi mejor amigo, sin la única persona que me conocía por completo. La única persona con la que podía estar en silencio y no sentirme incomoda. La única con la que podía tener platicas de todo un día completo sin aburrirme, la única tan rara como yo, la única que siempre me seguía en mis locuras, siempre probábamos cosas nuevas, eramos de esos que, veíamos juntos las películas que nadie vería jamás. La persona con la que nunca me aburrí, la persona a la que le contaba todo, la única persona con la que he sido yo misma... y a pesar de todo, de todo... lo extraño.
Extraño cuando nos quedábamos dormidos viendo una película, extraño que en navidad cuando nos comenzábamos a aburrir nos subíamos y nos dormíamos, extraño que cuando estábamos aburridos nos íbamos a cualquier lado con tal de no estar en casa, caminando o en camión, a tomar café a comer un sandwich, ir al cine... Es como haber perdido a un hermano, una parte de mi.

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