miércoles, 20 de junio de 2018

Esencia

De pronto, un olor familiar rodeó su nariz... miles y miles de recuerdos vinieron a su mente. Era como cuando probabas una comida y de repente te remontaba a cuando eras niño y tu mamá te preparaba con tanto amor ese platillo. Pero esta vez era diferente, este aroma no le recordaba a su infancia, no le recordaba a su madre ni a la comida. Le recordaba al amor de su vida, ese amor que nunca quisiste dejar ir, pero igual tuviste que abandonar, recordó besos, abrazos, risas. Volteó indudablemente tratando de buscar ese olor a perfume inconfundible, parecía un loco deambulando y olfateando sin fijarse realmente por donde caminaba... de pronto, el olor desapareció, sabía de nueva cuenta que la había perdido. Cayó de rodillas sosteniéndose de una pared con la que había topado, cerró los ojos intentando no derramar alguna lágrima, cuando sintió en su hombro una mano que se posaba suavemente, abrió los ojos sin voltear y volvió a oler ese perfume. Supo en ese justo momento que era ella y que no la había perdido de nuevo, ella había encontrado el camino hacia él.

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