miércoles, 13 de agosto de 2014

Nuevas cosas, viejas cosas.

Es gracioso que muy pocas veces vengo aquí y escribo algo feliz, la mayoría de las veces son demasiados dramas. Aunque hay veces que me he sentido de la patada y no he podido escribir ni siquiera qué es lo que siento, aunque a veces me gustaría poder escribir cuando estoy que no me la acabo, para después leerlo en algún otro mal momento y decir "Demonios, sí que esto no es nada!". Pero también hay cosas buenas que me gusta escribir, tristemente me es más fácil escribir las cosas buenas que las cosas malas.
Hace varios meses tuve una fase demasiado fea, ya no quería mi trabajo, me quería salir de ahí y no hacer absolutamente nada. Platiqué con mis papás y ellos como siempre me apoyaron en cualquier decisión que yo tomara. Pero el problema era... que no tenía ninguna decisión. No tenía ni una idea de qué quería y por primera vez me mi vida no quería nada. NADA.
Me sentía muy triste, a pesar de que en repetidas ocasiones en la vida me toco no querer hacer nada, nunca me había tocado sentir que no sabía qué era lo que quería. En verdad pensé que jamás se me pasaría, me daba tristeza que todo lo que había hecho era por nada, que todo lo que había querido ahora resultaba que no lo quería. ¿qué era lo qué me estaba pasando?
Pero pasó. Lo bueno de eso fue que tomé la decisión que quería hacer algo más, en mi interior hay algo que siempre se está moviendo, diciéndome que debo de hacer algo más, algo grande, algo increíble.
Mi carrera está enfocada a la aeronáutica y es increíble la vedad, pero hay algo más en mí, algo que me complementa y es la cocina.
Al principio cuando decidí en estudiar otra cosa, pensé que tenía que ser alguna carrera importante, alguna licenciatura, una ingeniería y como a mi me gusta mucho la computación pensé que sería buena idea estudiar Ingeniería en Sistemas, pero después de ver bien a lo que quería meterme me dí cuenta que en verdad no lo quería tanto, y lo que menos quería era perder el rumbo o el objetivo de por qué estaba ahí, estudiando eso. Si iba a pasar mi tiempo libre después del trabajo (incluyendo días de descanso) estudiado, tenía que ser algo que me apasionara, algo que me llenara por completo, algo en lo que ya era buena, pero algo por lo cual estuviera completamente intrigada por saber más.
Entonces fue cuando lo decidí: Gastronomía. ¡Claro! era lo perfecto, era lo correcto. De pronto cuando eso brotó en mi cabeza, sentí eso dentro de mí, eso que se supone que debes de sentir cuando sabes que haz tomado el camino correcto. Estoy feliz con mi decisión, estoy emocionada... Ya me estoy acompletando.

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